A menudo, me pregunto qué te convierte en un buen profesional. Observo día a día a muchas personas ejerciendo sus trabajos. Algunas parecen tener una fórmula mágica.
Es el caso de Carolina, mi profesora particular online de psicobiología. He tenido muchos profesores en la vida. Ninguno como ella. No sólo consigue hacer sencillos procesos tan complejos, como la reproducción celular o la duplicación del ADN. Va más allá: te reconcilia con la ciencia (si es que, como yo, estabas peleada, claro;-) y despierta tu interés por la biología.
Carolina es joven, quizás no tenga mucha experiencia. No lo sé. Tampoco sé si es psicóloga o tiene otra titulación. Su profesionalidad no se la da ni la experiencia, ni la formación.
Probablemente su magia resida en las siguientes claves:
- No quiere demostrar nada. Carolina no necesita hablarte de su libro, ni de su cátedra, ni su dilatada experiencia. Su servicio no gira en torno a ella, sino en torno a las necesidades específicas del estudiante, al que conoce muy bien.
- No da nada por sabido. Carolina es capaz de repasar en clase cómo se resta o se divide… a estudiantes universitarios. Recuerdo a mis profesores lamentando las lagunas que arrastrábamos del curso anterior. Pero es que no pasa absolutamente nada por partir de cero (si es necesario para avanzar).
- Le encanta lo que hace. A Carolina le apasiona enseñar. En cada clase, se percibe su ilusión y lo mucho que disfruta enseñando. Trabaja los temas concienzudamente y busca vías para llegar a todos los alumnos. Sospecho que le hace más feliz que apruebes a que le pagues.
En los momentos de cambio, es importante tener presentes estas reflexiones. Es necesario olvidarse del “es que no tengo formación o experiencia” y explorar alternativas laborales, que puedas desarrollar desde la humildad, la pasión y la contribución a la sociedad.
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