Hay veces en que es necesario pararse a pensar y cuestionar la trayectoria profesional, como si de una relación sentimental se tratase.
No hay reproches. Todo te ha aportado. Has evolucionado con ella. Forma parte de tu vida y nunca la olvidarás.
Pero no te llena ya… Es más, te genera una sensación de ahogo y desesperación.
Te cuesta explicarlo. Intentas convencerte de que es lo mejor para ti: es lo que sabes hacer y nunca encontrarás nada más allá.
Pero, dentro de ti, sabes que algo no va bien, que has tocado fondo. Sospechas que, si las cosas funcionan, debería ser de forma más natural. Estás cansada de forzar y tratar de convencerte.
Así empiezan, a menudo, las transiciones profesionales: con dudas y miedos, seguidos de un pequeño luto por lo que se deja atrás. Por la identidad perdida. Por el tiempo invertido.
Pero, como en las relaciones sentimentales también, después de aceptar la pérdida, viene una fase de luz. Es el momento de recapitular, asentar aprendizajes y abrirte a nuevas oportunidades más conscientes y conectadas contigo. 💫
Comienza una nueva historia profesional. Y que dure… lo que dure el amor.
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