Cuando empecé con el coaching, estaba convencida: “Solo quiero dedicarme al coaching laboral. Quiero ayudar a mis clientas en el trabajo, en sus retos profesionales”.
Y efectivamente mis clientas me buscan para: reinvenciones profesionales, búsqueda de empleo, decisiones laborales (un aumento de sueldo, mal ambiente laboral, retos de conciliación).
Eso sí: en la primera conversación ya sale un marido, unos padres, la maternidad, una relación complicada con el dinero, el concepto de éxito, el miedo a envejecer…
Nuestras creencias tan arraigadas, tan nucleares, tan potentes, que nunca salpican una única parcela de nuestra vida, sino que se cruzan, se nutren, proliferan.
Podemos centrarnos en el trabajo, en los retos profesionales. Pero nunca será “solo trabajo”. Sino tu vida. Con sus muchas áreas entremezcladas, condicionándose unas a otras y traduciéndose en bienestar o en su ausencia.
Pero, atención: ¡hay buenas noticias! Según vas ganando claridad profesional, según vas resolviendo conflictos o retos laborales, otras áreas se benefician. Aceptar quién eres abre puertas y te permite ser más tú, más auténtica y más libre en todas las facetas de tu vida.
Por ejemplo, desde que me dedico al coaching y acepto mi pasión por la salud mental (y mi falta de ella por el derecho), me llevo mucho mejor con mi cuerpo (con su edad, su forma y su imperfección).
Si quieres explorar a dónde puede llevarte un poco más de aceptación, reserva una cita y hablamos.
