Todos tenemos un refrán, que escuchábamos en la infancia, como banda sonora de nuestras vidas.
¿El mío? “Eres esclava de tus palabras y dueña tus silencios”
Jajaja, os podéis imaginar, salí tímida e introvertida.
El emprendimiento y la expatriación me obligan a hablar para sobrevivir.
Y descubro que quizás lo que me ha venido esclavizando más han sido mis silencios:
❌ Las emociones que he callado
❌ Los límites que no he puesto
❌ Las necesidades que no he cubierto
❌ Las opiniones que no he compartido
❌ Las bromas que no he hecho
En las sesiones con mis clientas, cambiamos refranes.
Identificamos creencias arraigadas que limitan, las cuestionamos y las sustituimos por otras más liberadoras.
En mi caso, es fácil ganar:
💫 COMPASIÓN. “El que tiene que boca se equivoca”
💫 FLEXIBILIDAD. “Donde dije digo, digo Diego”
💫 RELATIVIDAD. “Las palabras se las lleva el viento”
¿Y a ti? ¿Qué creencia te limita?