La primera vez que me mudé al extranjero acompañando a mi pareja, no busqué redes de apoyo. Ni siquiera el contacto de otras parejas de expatriados. Asumía que iban a ser cónyuges ociosas, aficionadas a la cocina (jajaja, ¿qué me habrá hecho la cocina?). “Yo soy diferente”, pensaba, equivocada. Y esperaba que los contactos me vinieran del vecindario, del autobús, de la biblioteca, del trabajo.
Poco a poco, fui constatando que:
- Las redes nos sacan de nuestras miserias, de nuestras rumiaciones, de la soledad, del miedo.
- Cuanto más similar es tu experiencia de vida a la de otra persona, más conexión tienes con ella.
- TODA MUJER EXPATRIADA ACOMPAÑANTE (aunque le guste la cocina ;-p) se ha sentido mal en algún momento por renunciar a su carrera profesional, por tener que adaptar su trabajo a las mudanzas, por su dependencia financiera. [Los hombres acompañantes también, claro; pero, ya sabéis que trabajo más con mujeres.]
Ahora adoro las redes hasta tal punto que me enmaraño habitualmente. Formo parte de:
- Expat Ladies Berlín, donde organizamos encuentros regulares para construir vínculos de apoyo y amistad.
- Latinas en Alemania, donde acaban de publicar mi post sobre las luces y sombras de emigrar a Alemania y un montón de artículos y eventos, que ayudan a la inserción de la mujer hispanohablante a la cultura alemana.
- La asociación de familiares de diplomáticos y funcionarios del servicio exterior español, donde doy la bienvenida y apoyo a las familias recién llegadas a Berlín.
Cada una de esas redes me hace muy feliz. Me permiten descubrir personas maravillosas, con las que comparto mucho, y recordar que, cuando crees ser diferente, te excluyes y te sientes más sola.
¿Estás en Berlín? ¿Te interesaría apuntarte a alguna de estas redes? O si estás en otro lugar, pero te sientes sola, ¿con quién podrías contactar? Escríbeme, te leo y acompaño encantada.