Las dos semanas pasadas, mis hijos estuvieron de vacaciones y paré mis actividades de comunicación. Seguí trabajando, pero no escribí nada. Ni newsletter, ni blog, ni redes sociales…
De vez en cuando, necesito hacer pausas. No de generar contenido, que me encanta.
Pero de: i) exponerme, que, en ocasiones, me quita energía y ii) del potente mecanismo que tienen las redes sociales para atrapar y robar tiempo.
En el coaching, nos centramos mucho en la importancia de definir OBJETIVOS inteligentes/SMART. Es decir:
- Specific (específicos)
- Measurable (medibles)
- Achievable (alcanzables)
- Relevant (relevantes)
- Time-bound (con un plazo determinado)
Pero esos objetivos no sirven de nada, sin la previsión de unas ACCIONES igualmente inteligentes para alcanzarlos.
Y aquí es donde quería llegar: las acciones que planifiques deben tener en cuenta tus LÍMITES.
De lo contrario, puedes caer en la procrastinación, no hacer nada y sentirte culpable.
O quemarte y abandonar tus objetivos.
Tienes que identificar claramente qué acciones vas a llevar a cabo, cuáles te gustan/dan energía y cuáles no y cómo vas a gestionar las segundas:
- ¿Cuánto tiempo estás dispuesta a dedicarles?
- ¿Cómo vas a recuperar la energía después?
- ¿Qué parte de las mismas te gusta y cuál no?
- ¿Cómo puedes sustituirlas por otras que te motiven más?
- ¿Qué acciones puedes/quieres delegar?
Poner límites te garantiza más motivación y energía y, por ello, también es clave para alcanzar tus metas.