Creo que no es posible un proceso de reinvención profesional pleno y satisfactorio sin aceptación corporal.
Cuando anecdóticamente me cuenta una clienta que está a dieta, no obvio el detalle. Y, si ella está dispuesta, le invito a explorar más.
Reinventarse profesionalmente requiere mucho autoconocimiento y aceptación.
Si vas a dejar una carrera que no sabes muy bien por qué elegiste o un trabajo que no te llena, tienes que conectar a un nivel muy profundo contigo.
Si tus elecciones iniciales fueron por inercia, por presión social o familiar, por ser joven, por no haberle dado mucha vuelta… ahora te toca reflexionar más.
Identificar quién eres, qué te gusta, qué te hace feliz.
Y tachán tachán… en ese quién eres, hay una personalidad y un cuerpo. Un contenido y un continente.
Todo está vinculado. Y generalmente nuestra mirada es igual de crítica en cómo nos evaluamos por dentro como por fuera.
El “demasiado…” o “no suficiente…” responden más a una percepción distorsionada, que a la realidad. Y cuando estás acostumbrada a que tu voz interior se refiera a ti en esos términos, nunca estarás “a la altura”. En ningún plano.
Estoy convencida de que cuando transformas tu automirada por una más compasiva en lo que respecta a tu imagen, se empiezan a abrir oportunidades y nuevas perspectivas en el ámbito personal, social y profesional.
¿Cómo te quedas? ¿Cómo te llevas contigo?
Escríbeme y me cuentas.