Estamos diseñados para anticiparnos a peligros y buscar seguridad. En entornos desconocidos, se disparan nuestras alarmas.
Las mudanzas y los cambios trastocan especialmente nuestra vida. Perdemos rutinas y estructura, desconocemos cómo se hacen las cosas o a quién acudir, hacemos duelos, volvemos a empezar… Nos sentimos tremendamente inseguros y fuera de control.
A veces, forzamos el control en otras áreas en un desesperado e inútil esfuerzo por resistirnos a la incertidumbre.
Si te acabas de mudar al extranjero, puede que constates una creciente e insaciable obsesión por tu:
- Casa
- Hijos
- Imagen
- Presupuesto
- Trabajo…
¿Podrá la ansiada perfección en alguno de esos ámbitos lograr suplir los vacíos y el miedo? ¿Ocupará suficientemente tu tiempo y tu cabeza como para conseguir no pensar en nada más y proyectar que todo va bien y has vuelto a la normalidad?
La sociedad nos invita a controlar. Nos habla de estructura, hábitos y fuerza de voluntad.
Los que ya venimos muy controlados de serie, debemos buscar soluciones alternativas. Bajar la guardia y esperar a que, pasada la tormenta, vislumbremos en la lejanía la luz del faro.
Si te acabas de mudar al extranjero, primero, date tiempo. Más adelante, si necesitas ayuda en tu reinvención profesional, hablemos.
